SE UN EJEMPLO COMO EL, PERO INFELIZ



Hoy, 16 de septiembre, estoy sentado en mi escritorio tomando un respiro después de una intensa jornada de investigaciones. Como parte de mi descanso, reviso las redes sociales. Entre tantas publicaciones, una en particular capta mi atención. No por su originalidad, sino por su repetición: una imagen de Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, celebrando un baby shower.


La escena era sencilla. Pocos invitados, una decoración modesta, y un cartel hecho a mano con papel de colores anunciando la ocasión. Nada extraordinario. Sin embargo, lo que resaltaba no era la imagen en sí, sino el mensaje que la acompañaba:  

“Así de simple fue el baby shower de uno de los hombres más ricos del mundo... y tú pidiendo dinero prestado para mantener apariencias que no tienes, solo por agradar a otros.”


Este tipo de publicaciones suelen generar reacciones divididas. Algunos las ven como una lección de humildad y austeridad. Otros, como una crítica velada a quienes eligen celebrar con más entusiasmo. Y está bien. Hay quienes ahorran porque sueñan con una casa, un carro, una vida en la ciudad. Pero ¿qué pasa con quienes simplemente quieren vivir el momento?


El problema surge cuando intentamos vivir bajo los estándares de otros. Creemos que imitar sus comportamientos nos acercará a su felicidad. Grave error. La felicidad no es absoluta, es relativa.  

Lo absoluto no cambia: dos más dos siempre será cuatro, aquí o en China. Pero lo relativo depende del contexto, del momento, de la persona.


En lenguaje sencillo: si mi vecino es feliz comprándose un carro, ¡bien por él! Pero si otro vecino encuentra alegría en criar una gallina, ¿quién puede decirle que está equivocado? Su felicidad es válida. No necesita un carro para sentirse pleno.  

Nunca permitas que alguien opaque tu alegría. Cada quien es feliz a su manera.


Volviendo a la publicación, si yo decido endeudarme para hacer algo especial por mi hijo o por alguien que amo, ¿qué importa lo que opinen los demás? El dinero está para servirnos, no para esclavizarnos a las expectativas ajenas.  

Si a ti te hace feliz celebrar en grande, hazlo. Si prefieres algo sencillo, también está bien. Lo que haga Zuckerberg con su dinero es asunto suyo. Lo que tú hagas con el tuyo, también.


Hoy en día, muchos corren detrás de modelos de vida, de economía, de personalidad. He asistido a charlas de autoayuda, tengo libros que prometen hacerte rico, exitoso, feliz. Y no está mal educarse. Pero recuerda: lo que funcionó para ellos, puede que no funcione para ti. Porque tú eres único.


El dinero no es un fin. Es un medio para alcanzar comodidad, tranquilidad, y momentos que valen la pena.  

Así que úsalo como mejor te parezca. No vivas para agradar. Vive para sentirte bien contigo mismo.

 



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